Transeúnte
por Rafael Camarasa
De visita en esta ciudad vieja
sé muy bien que el tiempo de gracia es limitado,
así que gozo de sus cafés y sus museos,
de la catedral que levantó un genio antiguo.
Como siempre, me iré unos segundos antes
de que un ángel rompa una estatua
a martillazos.
Hay un momento en que todo se endurece:
hasta el rictus de las madonas de los lienzos.
He estado en muchas ciudades y he aprendido
que solo son hermosas las de paso.
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