Actos
por Rosamary Argüelles García
Escupir sangre
alivia el asco de sus manos
envueltas con la mierda aún tibia,
el olor podrido en su boca,
el sabor de sus heces en la mía,
las paredes impregnadas del espanto,
y contar hasta mil,
y contar en pesos:
ayunos, visitas al médico, miedos, y paseos,
y volver y seguir contando;
limpiar, en actos discutibles,
con el mismo hábito incorpóreo,
asumido como un arte vegetal,
pragmático, soportado,
destinado al aburrimiento de la próxima muerte.
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