viernes, 14 de junio de 2024

Eva Vaz - Hotel Vivir

Hotel Vivir

por Eva Vaz




A Ismael Cabezas

Ya no necesito agendas.
Llevo un libro de poesía en el bolso
con papeles donde anoto
las citas del psicólogo
o algún esquema sobre la terapia.
Papeles como un ojo abierto.
En ellos anoto lo anónimo.
Lo insignificante cargado de significado.
Metáforas de Szymborska
o de los yonkis de Isla,
como heroicos autómatas
de la supervivencia crónica.
Papeles que hablan más de las esquinas
que del centro:
esa forma mía de leer
la vida ajena en los tendederos
o en los gestos de la gente cuando ríen
o cuando comen sin dirigirse la mirada ni la palabra.
La vida en minúsculas,
la que no se ve o se olvida.
Vidas sin fotos ni voz.
Vidas que no brillan.
Gente demasiado doméstica
que se llaman “cari” o “gordi” o cosas peores.
Gente corriente que se sienta
a tu lado en el médico
o delante de ti en el supermercado.
En un libro de poesía:
en mi bolso,
la vida,
todos los días. 

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